Ministerio de Ciencia e Innovación

Niños y adolescentes no tienen interés por la alimentación saludable, ven irreales los problemas de salud en el futuro

Luis A. Moreno Aznar, jefe de grupo en el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón
viernes, 1 de febrero de 2019

Al menos uno de cada tres niños y adolescentes de España tienen sobrepeso u obesidad, una prevalencia que puede acercarse ya al 40%, según las estadísticas de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). El grupo del CIBEROBN que lidera Luis A. Moreno Aznar en la Fundación Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón dedica gran parte de su actividad a investigar los principales determinantes de la aparición de la obesidad en estos grupos de edad y a desarrollar las estrategias más eficaces que permitan su prevención. La evaluación del estado nutricional de niños y adolescentes, el estudio de la composición corporal, la epidemiología y prevención de la obesidad infantil, las ciencias aplicadas a la nutrición y los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares en estas edades son sus principales líneas de trabajo.

-Su grupo investiga los determinantes en la salud de la población infantil y adolescente y el impacto en la salud de estos individuos en la edad adulta, ¿qué estudios en concreto desarrollan en relación al impacto de la obesidad en estos grupos de edad?

-Valoramos el efecto que tienen la nutrición y otros estilos de vida desde el momento de la concepción, y a lo largo de toda la infancia y la adolescencia. En nuestros estudios con este grupo de la población estamos observando que no solamente la obesidad aparece de manera muy precoz, sino que también lo hacen todas las complicaciones asociadas a la misma, que afectan a todos los órganos y sistemas. Probablemente, las alteraciones más frecuentes son las de orden psicosocial, porque la baja autoestima está presente en casi todos los niños y especialmente en los adolescentes que tienen obesidad, pero los factores que tendrían más repercusión a medio y largo plazo serían las complicaciones de tipo endocrinológico y cardiovascular. En este sentido, detectamos que aparecen tanto la resistencia a la insulina como la intolerancia a la glucosa, que serían los primeros pasos en el desarrollo de la diabetes de tipo 2, y también complicaciones de índole cardiovascular, como la hipertensión arterial. En el futuro, esto podría condicionar una disminución de la expectativa de vida.

-¿Cómo está contribuyendo el CIBEROBN a la investigación que se hace en España sobre la obesidad en estos grupos de edad?

-El CIBEROBN agrupa a los principales grupos de investigación que en España están trabajando en obesidad y nutrición. Específicamente, somos unos cinco grupos los que estamos más enfocados en el ámbito infantil, y por lo tanto, los que más contribuimos a la investigación en este ámbito, con distintas particularidades entre unos y otros. En concreto, nuestro grupo trabaja en el ámbito de epidemiología y en el ámbito clínico, así como en prevención de la obesidad.

-¿Hay algún proyecto común en el que trabajen conjuntamente estos grupos del CIBEROBN?

-Sí, ahora mismo tenemos el proyecto Meli-Pop (Mediterranean LIfestyle in Pediatric Obesity Prevention), orientado a la prevención de la obesidad mediante estilos de vida mediterráneos en niños de 3 a 6 años. Se trata, por un lado, de que los niños se adhieran al patrón de alimentación mediterráneo. Para ello, reforzamos las actividades educativas y de promoción de la salud aportando aceite de oliva virgen extra y pescado para consumo habitual de toda la familia. Otro de los componentes importantes del programa es el fomento de la actividad física, proponiendo a las familias actividades lúdicas que pueden hacer gratuitamente tres días a la semana, con una hora de actividad física moderada e intensa.

-¿Qué proyectos de investigación destacaría de entre los que actualmente trabaja su grupo?

-Por un lado, el proyecto Meli-Pop, que acabo de mencionar, en el que estamos terminando el estudio piloto y cuyo estudio comienza precisamente ahora a principios de año. Además, nuestro grupo está involucrado en un proyecto europeo que se llama Feel4Diabetes que trata de prevenir la diabetes de tipo 2 en familias que tienen riesgo de presentarla. Con este proyecto damos un paso más allá de la prevención de obesidad, que habíamos trabajado hasta ahora, porque en este caso se trataría de prevenir la diabetes de tipo 2 que puede aparecer en el futuro.

-¿A qué atribuye que un país como España, al que se asocia un patrón de dieta mediterránea tenga un porcentaje tan elevado de obesidad infantil?

-Efectivamente, España, como otros países del Mediterráneo, tienen prevalencias de obesidad infantil bastante elevadas. Puede resultar paradójico, porque se supone que en los países del Mediterráneo se debería seguir el patrón de dieta mediterránea. Pero esta no es la realidad en la actualidad. De hecho, hicimos un estudio comparando distintos países y resultó que la población infantil que más se adhería a la dieta mediterránea era la de Suecia, y la que menos, la de Chipre. Italia y España tenían una situación intermedia.

Hay que tener en cuenta que la alimentación no es el único factor que influye en la obesidad infantil, también lo hacen otros estilos de vida. Probablemente, el sedentarismo y el tiempo insuficiente de sueño en los niños también están involucrados en esta elevada prevalencia. Especialmente en los países del Mediterráneo, y más aún en España. Pero no hay datos sólidos y fiables todavía que permitan hacer afirmaciones en este sentido.

-¿Cuánto influye la genética en la obesidad precoz?

-Sin duda hay un componente de susceptibilidad genética. Hay que distinguir entre algunos casos que responden a un componente genético claro –por ejemplo el grupo del Dr. Jesús Argente está trabajando en mutaciones específicas que condicionan la aparición precoz de obesidad–, aunque esto son pocos casos. En la mayoría, la obesidad es poligénica; es decir, hay una predisposición genética que condicionaría aproximadamente el 60% de la variabilidad de la obesidad. Por tanto, el componente genético es necesario, pero no suficiente. A eso, en la mayoría de los casos hay que añadir un exceso de consumo de energía y un déficit de gasto, normalmente por falta de actividad física.

-¿Estamos atajando el problema?

-El principal aumento en la prevalencia de la obesidad se produjo en la década de 1980 y 1990. En esos años el incremento fue realmente exponencial. Después, se ha mantenido más o menos hasta el año 2000. Ya en los últimos seis años, y según datos de AESAN, se ha producido una estabilización, o incluso un leve descenso de la obesidad y el sobrepeso en España.

El gran incremento en las últimas dos décadas del siglo pasado tiene varias causas. Por un lado, en cuanto a la alimentación, fue cuando se perdió en gran medida la alimentación tradicional. Por otro, fue cuando los niños empezaron a tener menos oportunidades para moverse y, al contrario, muchas oportunidades para estar en frente de la televisión y usar distintos tipos de tecnologías con pantallas. Todo coincidió en aquellos años.

Yo diría que en los últimos años se está tomando conciencia de la importancia de la alimentación, y es posible que en algunos casos se esté mejorando un poco, aunque tampoco tenemos información precisa en este sentido. Pero lo que sí que está mejorando son las oportunidades de hacer más actividad física en la población infantil. El aumento de los carriles bici en la mayoría de las ciudades es un ejemplo. En mi opinión, se están haciendo cosas; estamos más sensibilizados y esperemos que esa tendencia a la disminución continúe, aunque todavía estemos en cifras muy elevadas.

-En su opinión, ¿qué más cambios habría que hacer en las estrategias de intervención para que ganen en eficacia?

-Tenemos una estrategia europea, tenemos una estrategia española, tenemos estrategias en las comunidades autónomas, pero que eso llegue a las familias es más complicado. Por tanto, lo que debemos intentar ahora es que eso se concrete en algo. Sinceramente creo que se están haciendo cosas, pero probablemente lo que falta es un poco más de coordinación entre las Administraciones, y entre los programas que generan estas estrategias y las personas que estamos trabajando en el día a día con las familias. Haría falta también inversión económica. Y seguramente el mejor ámbito para hacer esto serían las comunidades autónomas y los municipios. Implicar a los ayuntamientos y que también inviertan en generar políticas sería importante. De hecho, a nivel internacional las estrategias que mejor han funcionado son las de ámbito municipal, que implican también a los colegios.

-A nivel escolar, ¿el incremento de las horas de ejercicio físico sería una medida efectiva?

-Esto se discute bastante entre las personas dedicadas al ámbito educativo y al ámbito de la educación física. Yo creo que es importante efectivamente dedicar más tiempo en el colegio, intentando también motivar a los profesores a que esas horas de educación física sean horas activas. No solamente horas teóricas, sino horas de movimiento. Pero seguramente eso no es suficiente. Pienso que otra iniciativa que podría dar buenos resultados sería dar la oportunidad a los niños para que después de salir del colegio puedan usar las instalaciones, aunque sea simplemente para jugar, y si tenemos la oportunidad de que haya profesores o monitores que puedan fomentar un poco los juegos y la actividad física, sería lo ideal.

-En el ámbito de las familias, la importancia de llevar una alimentación saludable y de realizar una actividad física regular es un mensaje conocido, ¿por qué no somos capaces de aplicarlo?

-Posiblemente, cuando estamos continuamente dando estos mensajes, al final la gente se cansa de oírlos. Lo saben, pero lo difícil es pasar del conocimiento a modificar el comportamiento y hacerlo en el día a día. Y si esto es así para las familias, en general, lo es mucho más para los adolescentes. Ellos no ven el interés en llevar una alimentación más saludable, porque los problemas de salud que puede ocasionarles los ven muy lejanos, incluso irreales. Ahí es donde debemos trabajar, intentando hacer que las opciones saludables sean las más fáciles y las más apetecibles.

-La gestación y los primeros dos años también son determinantes, ¿qué estrategias recomendaría en esta etapa a los progenitores?

-Sin duda, estas etapas son muy importantes, y aunque se conoce su relevancia, todavía no se tiene demasiada experiencia de los programas que han empezado a trabajar la prevención precoz en la gestación y los primeros años. Lo ideal sería trabajar con los padres cuando están pensando en tener hijos, porque seguramente es uno de los momentos más receptivos a cualquier tipo de información. Fomentar una alimentación saludable y unos hábitos de actividad física durante el embarazo, durante la gestación y por supuesto también en los primeros años de vida, incorporando la lactancia materna al menos durante seis meses, y una introducción progresiva de los distintos alimentos a partir de los cuatro/ seis meses de vida, sin duda es algo clave para lo que va a pasar después.