El grupo de investigación Nutrigenómica y Síndrome Metabólico del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC) y del CIBEROBN ha demostrado que el consumo de Vitamina E dentro de un modelo de dieta equilibrada y en cantidades suficientes, como es la ingesta diaria de tres o cuatro cucharadas soperas de aceite de oliva virgen, el consumo de pescado, principalmente los azules, verduras, los frutos secos, los huevos y los cereales integrales, van a permitir que retrasar el envejecimiento de nuestras células, con lo que alargan y mejoran la calidad de vida.
Pablo Pérez, investigador del CIBEROBN en el IMIBIC, catedrático de Medicina de la Universidad de Córdoba y especialista en Medicina Interna en el Hospital Universitario Reina Sofía ha explicado que es importante consumir vitamina E dentro de una alimentación variada junto con alimentos ricos en otras vitaminas y antioxidantes para prevenir la aparición de enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento como son las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. “El patrón de alimentación saludable se debe de acompañar de la realización de ejercicio físico diario, adaptado a la capacidad de cada persona, respetar las horas de sueño, minimizar las situaciones de estrés, y abandonar el hábito tabáquico“, añade.
En los últimos años se ha producido un aumento lineal de la esperanza de vida en los países industrializados. Sin embargo, a pesar que cada vez se vive más y se retrasa la edad de morir, el momento cronológico de enfermar no ha cambiado, es decir que nos ponemos enfermos a la misma edad. A consecuencia de ello cada vez hay más población envejecida, con lo que ello implica, incluido un fracaso de los sistemas de prevención y un mayor coste del sistema sanitario para atender a los ancianos enfermos.
En este sentido, en la última década ha crecido el interés en estudiar el papel de la nutrición como elemento clave modulador de aquellos procesos que están íntimamente relacionados con el proceso de envejecer, como son la inflamación, el estrés oxidativo, el sistema inmune, etc., y que provocan la senescencia de nuestras células y tejidos, así como de nuestros órganos vitales.
Este trabajo, publicado en The Journals of Gerontology, ha sido coordinado por Pablo Pérez Martínez, investigador del CIBEROBN en el grupo que lidera José López-Miranda en el IMIBIC y se enmarca en el proyecto ‘Desarrollo de una plataforma tecnológica que permita evaluar el grado de envejecimiento y establecer una pauta de tratamiento personalizado según el perfil clínico, biológico y genético del paciente’. Dicho proyecto ha sido financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad y el Instituto de Salud Carlos III, y surge a raíz de que en los últimos años ha crecido el interés en estudiar el papel del estilo de vida y la alimentación como moduladores del envejecimiento.
En la población a estudio, que incluye a 1.002 pacientes del estudio CORDIOPREV, se ha analizado el patrón de alimentación, mediante cuestionarios de frecuencia de consumo de alimentos, y se ha calculado la ingesta de varios nutrientes, vitaminas y minerales. A continuación y a partir de muestras de sangre, se ha extraído el material genético de todos los pacientes y, se ha determinado la longitud de los telómeros y ciertos marcadores del estrés oxidativo.
Patrón de consumo óptimo
Con toda esta información, se ha establecido en dicha población cuál es el patrón de consumo óptimo de vitamina E identificando si está por encima o debajo de la normalidad, atendiendo a las recomendaciones que hacen las diferentes sociedades científicas. “Hemos observado que conforme aumenta el consumo de vitamina E diaria, aumenta la longitud de los telómeros, lo cual va a favorecer que nuestro material genético se degrade de forma más lenta y por ende se retrase nuestro envejecimiento”, comenta la nutricionista del IMIBIC Andreea Corina.
La especialista describe el proceso que sucede en las personas conforme van pasando los años: “Cuando envejecemos se producen otros cambios dentro de la célula que es el estrés oxidativo, una serie de marcadores que circulan dentro del torrente sanguíneo y que pueden provocar daños en muchas otras células y órganos, generando un mayor deterioro”. La nutricionista añade que la longitud de los telómeros revela la edad celular, la que tiene el organismo por dentro. Cuanto más cortos sean, más envejecidos estamos y a esto se suma el perjuicio que genera el estrés oxidativo.
El hecho de no consumir las cantidades mínimas recomendadas de vitamina E generaría un funcionamiento anormal de la célula y un envejecimiento acelerado. Por lo tanto, Andreea Corina estima que seguir las recomendaciones basadas en la dieta mediterránea de tomar entre 3 o 4 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra al día es una información muy sencilla que puede llegar fácilmente a la población en general y hacer que se viva más y mejor. Hasta ahora, este beneficio se conocía, y este estudio consolida esta información aportando una base científica, al saber cómo influye en el organismo, cómo actúa y a qué nivel o qué papel juega.
Para Pablo Pérez es importante que todos los profesionales que están relacionados con la salud, se sensibilicen de que la nutrición es una herramienta potentísima para prevenir las enfermedades crónicas, por lo que es fundamental, dedicar tiempo a educar al paciente y sus familiares. En la misma línea señala la importancia de instaurar programas para educar a la población infantil. “Cuando un niño aprende a alimentarse de forma saludable lo va a mantener durante toda su vida”, sostiene el responsable del proyecto.
Este estudio, que ha durado tres años y ya está finalizado, se enmarca en el proyecto CORDIOPREV, que tiene por objeto determinar si dos modelos de dieta saludables son capaces de tener un efecto ‘curativo’ sobre enfermos del corazón. Es importante destacar que el estudio ‘CORDIOPREV’ es el primero de este tipo en el mundo, suponiendo un importante avance en el conocimiento de la importancia del estilo de vida en la prevención cardiovascular. El Dr. Pérez indica que esta investigación compleja y ambiciosa, va a permitir dar respuesta a este problema de salud, es la primera de estas características que se realiza en el mundo.
El proyecto CORDIOPREV liderados por los doctores Francisco Pérez Jiménez y José López Miranda, está financiado por instituciones públicas y privadas como el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, las consejerías de Salud, la de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, así como la de Conocimiento, Investigación y Universidad de la Junta de Andalucía; las diputaciones provinciales de Córdoba y Jaén, el Instituto de Salud Carlos III, a través del CIBEROBN y las fundaciones Patrimonio Comunal Olivarero, Centro Tecnológico del Olivar y del Aceite (Citoliva), Centro de Excelencia en Investigación Sobre Aceite de Oliva y Salud (CEAS) y Fondos FEDER.
Artículo de referencia:
Andreea Corina, Oriol Alberto Rangel-Zúñiga, Rosa Jiménez-Lucena, Juan Francisco Alcalá-Díaz, Gracia Quintana-Navarro, Elena María Yubero-Serrano, Javier López-Moreno, Javier Delgado-Lista, Francisco Tinahones, José María Ordovás, José López-Miranda, Pablo Pérez-Martínez: Low intake of vitamin E accelerates cellular aging in patients with established cardiovascular disease: The CORDIOPREV study. The Journals of Gerontology. 2018.