La investigadora del CIBEROBN en la Universidad de Navarra, Gema Frühbeck, participó el pasado mes de octubre en un encuentro de expertos convocado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) centrado en obesidad y COVID-19. Frühbeck fue una de los ocho especialistas invitados a presentar sus datos acerca de la conexión existente entre ambas enfermedades, que fueron compartidos con una treintena de profesionales a nivel internacional.
Bajo el título "The importance of addressing obesity in COVID-19", su ponencia puso de manifiesto el mayor riesgo que tienen los pacientes con obesidad de padecer la infección por coronavirus, motivado por una inmunidad alterada. “De hecho, en el rango de edad más joven de pacientes con COVID-19, la mayor parte son pacientes con exceso de peso”, explica Frühbeck quien continúa afirmando que una vez que se contrae, los pacientes con obesidad también tienen más riesgo de desarrollar complicaciones por lo que pueden desembocar fácilmente en la llamada "tormenta de citoquinas". Relacionado con esto la científica también destaca que los pacientes con obesidad e hígado graso con inflamación presentan a su vez un mayor riesgo tras la infección por COVID-19, tal y como concluye un estudio que acaba de ser publicado en la prestigiosa revista científica Journal of Hepatology liderado por el investigador del CIBEROBN, Rubén Nogueiras, desde el grupo Molecular Metabolism que coordina en el CiMUS de la USC.
“Hablamos, por tanto, de que estos pacientes tienen más riesgo de requerir hospitalización y de acabar en UCI y una vez allí más probabilidades de necesitar ventilación mecánica invasiva por lo que su riesgo de mortalidad también es mayor”, indica la investigadora.
Frühbeck señala también que a los efectos agudos o a corto plazo anteriormente descritos, se debe sumar el impacto que el confinamiento ejerció sobre los pacientes con exceso de peso como son ansiedad, alteraciones psicológicas, estigmatización, cancelación de consultas médicas y tratamientos de cirugía bariátrica, aumento de peso e incremento de comorbilidades o enfermedades asociadas como diabetes, hipertensión, tromboembolismos, ictus, infartos, etc. Todo ello complica más aún si cabe un cuadro médico ya de por sí complejo.
Atendiendo a todo ello la investigadora concluye también que, de cara a los tratamientos de estos pacientes, necesitarán mayores cuidados y es posible que las vacunas no despierten una repuesta inmune que resulte suficiente. Además, la diseminación viral en pacientes con obesidad es mayor y durante más tiempo ya que el tejido adiposo tiene los receptores para el virus y permanece más tiempo que en el pulmón.