Ministerio de Ciencia e Innovación

En el futuro tendremos que explorar un nuevo paradigma que busque no sólo retrasar el desarrollo de las enfermedades crónicas, sino erradicarlas

Francisco Pérez Jiménez, investigador del CIBEROBN en el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC) y Profesor Emérito de la Universidad de Córdoba
CIBER | lunes, 4 de diciembre de 2017

El grupo de Nutrigenómica y Síndrome Metabólico del CIBEROBN en el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC) ha centrado su trabajo en conocer el efecto modulador de distintos genes sobre el riesgo cardiovascular y los mecanismos biológicos implicados en su desarrollo, todo ello a través de la nutrición. Francisco Pérez Jiménez, que lideró este grupo en la primera etapa de funcionamiento del CIBEROBN –y cuyo testigo ha recogido José López Miranda–, repasa en esta entrevista la trayectoria de este equipo y los principales retos de futuro para la investigación en este campo.

-¿Qué ha supuesto para la investigación sobre Obesidad y Nutrición en España el contar con una estructura como el CIBEROBN?

-La creación del CIBER de Obesidad y Nutrición permitió a muchos investigadores, que seguíamos una estrategia de investigación tradicional basada en grupos aislados, poder entender la importancia de la cooperación para ampliar nuestro foco y conseguir objetivos científicos más ambiciosos. De esta forma pudimos confluir en torno a proyectos comunes, demostrando que el resultado de la actividad conjunta da más beneficios que la suma de las distintas partes, rompiendo además la antigua idea de que los españoles no podemos trabajar cooperativamente.

-Usted lideró el grupo de Nutrigenómica y Síndrome Metabólico en el IMIBIC de Córdoba durante la primera etapa de funcionamiento del CIBEROBN, ¿cuáles han sido los hitos más importantes conseguidos por este equipo a lo largo de estos años de trayectoria del Grupo como parte del CIBER?

-En nuestro grupo hay un antes y un después de nuestra entrada en el CIBER. Hasta entonces éramos investigadores voluntariosos, pero sin los ingredientes que tiene la investigación más profesionalizada, con una gestión organizada en torno a conseguir objetivos ambiciosos, de contenido translacional y evaluables. Eso supuso para nuestro grupo dar un salto cualitativo y cuantitativo fundamental, potenciando nuestra capacidad para conseguir más fondos públicos y privados, nacionales e internacionales, estableciendo alianzas con grupos complementarios y orientando nuestra investigación hacia una mayor aplicabilidad. Esto es posible gracias a que hemos mantenido una sinergia entre investigación clínica e investigación fundamental, orientándonos a conocer el efecto modulador de distintos genes sobre el riesgo cardiovascular y los mecanismos biológicos implicados en su desarrollo, todo ello a través de la nutrición. Fuimos pioneros en descubrir la importancia de diferentes genes en mediar el efecto de la dieta, por ejemplo, sobre el colesterol plasmático, el metabolismo de la glucosa o la obesidad, así como su acción sobre la expresión de mecanismos aterogénicos tales como la hemostasia, la función endotelial o la inflamación.

Actualmente trabajamos en la enfermedad cardiometabólica, gracias a proyectos privados y públicos, nacionales e internacionales, destacando de forma especial el estudio CORDIOPREV. En él 1.002 pacientes coronarios siguen dos modelos de dieta saludable, mediterránea y rica en hidratos de carbono, para demostrar que dicha intervención no sólo previene los eventos en prevención primaria, sino que consigue un beneficio “curativo” en pacientes con enfermedad coronaria previa. Este estudio se orienta, además, a conocer el papel mediador de la dieta sobre el riesgo cardiovascular, a través de su efecto sobre el metabolismo de los hidratos de carbono, del colesterol, de la microbiota, de la función endotelial o de los mecanismos relacionados con la inflamación y sus consecuencias biológicas. 

-El Dr. José López Miranda ha cogido el testigo como coordinador de este grupo de investigación, ¿cómo avanzan las líneas de investigación en esta nueva etapa?

-Uno de los hechos que más nos enorgullecen en nuestro grupo es haber desarrollado una política de recursos humanos que garantiza el futuro de nuestro grupo durante varias décadas, y en ello ha sido clave el Dr. López Miranda. Actualmente, con su liderazgo, seguimos incrementando nuestra calidad y nuestra proyección internacional, pero además disponemos en el grupo de un conjunto de investigadores que garantizan dicho crecimiento en dos generaciones más. De esta forma, con una amplia presencia intergeneracional, podremos adaptar nuestra investigación a la demanda social, científica y tecnológica, según los nuevos avances y demandas que se produzcan en el futuro.

-¿Qué retos hay pendientes en este campo de investigación?

-La investigación sobre nutrición y riesgo cardiovascular ha sido tradicionalmente una investigación de segunda línea, sin ninguna comparación con la importancia de la investigación centrada en la farmacología. Sin embargo, en los últimos tiempos y sin llegar a alcanzar la dimensión de ésta, se ha producido una revalorización de la investigación sobre el estilo de vida en la prevención cardiovascular. Ello ha sido posible gracias a los estudios que han puesto en valor el beneficio de la dieta sobre múltiples e impensables mecanismos aterogénicos y sobre el desarrollo de eventos clínicos, como demostró el estudio PREDIMED. El futuro es imprevisible, pero tendrá que continuar explorándose la importancia de la interacción entre dieta y genoma, así como con el conjunto de mecanismos que determinan el efecto biológico final de los genes. Estos estudios además deben orientarse hacia un nuevo paradigma, ya que habrán de explorar su capacidad no solo para retrasar el desarrollo de las enfermedades crónicas, como sucede en la actualidad, sino persiguiendo el gran objetivo del posthumanismo, poder conseguir la supervivencia prolongada y la evitación de la muerte.

-¿Es la nutrición la clave de un envejecimiento más saludable?

-La nutrición es clave en el envejecimiento saludable, pero en el momento actual su beneficio es muy limitado. La dieta y la actividad física son determinantes principales del envejecimiento y elementos clave para conseguir la longevidad. No obstante, existen dos planteamientos diferentes, uno de ellos, que es el actual, consiste en investigar el papel de la dieta para retrasar el desarrollo de las enfermedades de la sociedad moderna y mejorar la calidad de vida. Este objetivo se ve limitado por la existencia de factores, como son ciertas variantes genéticas poblacionales, que limitan el beneficio de un estilo de vida sano, de forma que las enfermedades acaban por desarrollarse de forma inexorable, aunque sea más tardíamente que si no se siguiera dicho estilo de vida. Pero existe un planteamiento diferente, que puede desarrollarse en generaciones posteriores, como es la intervención sobre el estilo de vida para erradicar dichas enfermedades y darle así contenido a uno de los principales paradigmas posthumanistas, como antes hemos señalado, que nos llevaría a una permanente longevidad. Aun partiendo del contenido utópico de esta última opción, pero que ya está en la agenda de la ciencia postmoderna, no podría conseguirse con la estrategia actual, sino que necesitará otras acciones, como podría serlo la aplicación de la ingeniería genética. Ésta, a través de la reparación de los genes que conducen al desarrollo de enfermedades, incluso siguiendo un estilo de vida saludable, nos podría llevar a especular sobre un escenario de longevidad permanente, con la erradicación de las enfermedades que hoy son la causa de muerte más frecuente en el mundo.

-¿Cómo valora la dieta mediterránea como aliada para la salud en función de la investigación realizada sobre este tema?

-La dieta mediterránea es uno de los grandes modelos de dieta saludable pero en el futuro puede que quede sustituida por alternativas más aceptables por la población. Este hecho se sustenta en que vivimos su abandono generalizado, incluso en los países mediterráneos. Ello está produciéndose mientras es sustituida por un modelo de dieta occidental, perjudicial para la salud y en menoscabo de nuestro modelo tradicional. El futuro no se puede leer, pero con este escenario no es fácil creer en una inversión de esta tendencia, que puede llevar de nuevo a la dieta mediterránea. Es más, puede conducir a que acabe siendo una dieta para minorías, probablemente con una representación global menor que la dieta vegana. Además, a ello puede colaborar su cuestionable sostenibilidad, como fuente de gases de efecto invernadero y consumo de recursos, en especial por la presencia de pescado y muy superiores a los de la citada dieta vegetariana. Aun siendo especulativo, la dieta que en el futuro perseguirá la inacabable longevidad no es fácil que busque su respuesta en lo que hoy entendemos como dieta mediterránea, sino en otras iniciativas ya latentes bajo el concepto de lo que se denomina dieta disruptiva.  Esta dieta podría basarse en muchos de los conceptos establecidos por la dieta mediterránea, pero se sustentaría en el desarrollo los alimentos disruptivos, hoy desconocidos y que son revolucionarios en su producción y composición. Pero estos alimentos se elaborarían teniendo en cuenta lo que hoy vamos sabiendo de los beneficios de nuestro modelo de dieta de forma que la dieta futura no respetará la estructura alimentaria de nuestra dieta, pero posiblemente sí sus principales componentes nutricionales, muchos de ellos con efectos aún desconocidos

-Recientemente, su grupo ha conseguido financiación para el desarrollo del proyecto europeo Power2DM, que pretende avanzar en el control de la diabetes a través de la automonitorización por parte del paciente a través de dispositivos personales de apoyo, ¿cómo pueden cambiar las nuevas tecnologías el manejo de las patologías asociadas a la obesidad?

-Las nuevas tecnologías, junto a la ingeniería genética ya mencionada, cambiarán nuestra vida y nuestra esencia de hombres modernos. Ello permitirá que las futuras generaciones puedan derribar los obstáculos que limitan nuestra vida y, en el caso del progreso tecnológico, permitir que la tecnología se incorpore a nuestro cuerpo. Actualmente estamos en el embrión de estos progresos, con trabajos que abren esta nueva vía de progreso y que son fundamentales, porque demostrarán que la nueva tecnología puede tener un impacto beneficioso muchísimo más favorable que el manejo tradicional de las enfermedades, basado en recomendaciones y empleo fármacos de beneficio limitado. De esta forma, los nuevos dispositivos superarán con mucho el concepto de dispositivos de apoyo, para transformarse en elementos que formarán parte integral de nuestro cuerpo, bien como componentes añadidos en forma de wearable technology (tecnología vestible), o como componentes estructurales, constituyendo auténticos ciborgs.

-Usted fue Director Científico del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC) en sus primeros años, ¿qué balance hace de la aportación de esta institución a la dinamización de la investigación biomédica en su entorno?

-Yo tuve la fortuna de ser uno de los protagonistas de la puesta en marcha y acreditación del IMIBIC, en un periodo tan importante para la investigación española que sentó las bases del futuro. EL IMIBIC, como instituto sanitario, complementa una estrategia muy afortunada de la articulación nacional de la investigación, con modelos horizontales, como el CIBER, junto a otros verticales, como los institutos sanitarios. Poder ser protagonista de dicha estrategia, desde el un observatorio tan privilegiado como ambas estructuras han sido para mí una satisfacción y un motivo de orgullo.